El circo en la blogoteca


Imagen: Frederick Glasier


La cosa viene de antiguo y no tiene remedio. Y a mí me encanta, para que les voy a engañar. Soy un adicto, un payaso, como casi todos por aquí. Esto de la literatura y su variante en red es como una corrala donde cada inquilino tiene por amigo del diablo a su vecino.

No escasea la diversión en la blogoteca. Los poetas se quieren a navajazos entre comentarios, se pulen la estética al corte, se dan mantequilla en anónimo y luego acuden a gramática para despiojarse. Hay niños que aún no han salido de la casa de mamá y se extraen de la piedra del cacumen una pose de majaderos turbios, de aristócratas de tugurio, con vida esponjosa y noches de ayahuasca y diosas; otros se ponen de científicos, de críticos al día, se dan pujos de sabios mutantes, espabilados ellos, con su pacotilla de citas y su librea de eruditos, vienen erizados de tecnología crítica, empachados con las últimas novedades en los misterios del significado, la construcción oracional y las estructuras narrativas. Es una fiesta y hay para todos, incluso unos cuantos escritores que merecen ser leídos.



El desfile es maravilloso. Están los críticos de contraportada; los contracríticos, que
se creen definitivos, tenebrosos y auténticos; los escritores asociados, dispuestos a morir por sus camaradas, amantes de la revista oficial en papel satinado y del panegírico al presidente, pero que se rebajan al blog como quien se tira en el barro. Vean a los profesionales de la política, gente seria, intocable, que hace de su literatura un decreto, con esas maneras mafiosas envueltas en sonrisas electorales. No se olviden de los que tienen en el blog su negociado, pagos y cobros, con sus reseñas a los amigos, esos lugares donde se celebran las novedades con copas gelatinosas recubiertas con galleta filosófica o con un amable pudding agradecido. Están los analfabetos que alardean de sus obras completas; los filósofos sin filosofía, entrenados en la nota al pie y en ese salvavidas que es la cursiva; están los escritores confabulados al calor de la camarilla teórica y del maestro, que viven en cruzada contra el universo y su cochambre. En este circo no se descansa. Miles de genios al borde de la obra maestra trabajan noche y día para iluminar nuestras pantallas. Benditos sean.

Aburrise es imposible por aquí.

Nunca hubo tanta literatura, tanto disparo al aire, tantas jóvenes promesas, tantos genios jubilados.

Todo eso desfila por la blogoteca, pero no hay novedad alguna. Cuando no existía un solo blog sobre la tierra y los ordenadores sólo aparecían en las películas de ciencia ficción era todo igual, aunque la corrala de la literatura era más pequeña y asfixiante. Las hemerotecas exhiben sin pudor aquellos desfiles con banda.

El olvido, tan acogedor, nos absolverá a todos. Pero mientras dure el circo, no se pierdan ustedes los homenajes con forma de ataúd, las didácticas cuchilladas, los concilios ecuménicos. A veces, sin saber por qué, pasan cosas extrañas, y te encuentras con algo de fabulosa literatura.


19 comentarios:

  1. Este... Pues sí, toda una declaración, no sé si de principios o de finales, pero ahí queda. Por cierto, tú de ironía críptica, nada, ¿no?

    Me ha gustado, pero te confieso que tengo miedo de releerlo. Estoy casi seguro de que encajo en el perfil de alguno de los aquí citados.

    Por cosas como esta, empiezo a pensar que la sátira está llena de complejos complejos.


    Pd. Espero que el caballero se deje ver esta tarde por donde los dos sabemos. Creo que es buen momento para concretar algunas cosas sobre autores olvidados.


    Salud.
    D.

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  2. Quosque tandem avutere, Bruno, patientia nostra?

    FHM

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  3. Perdón por el palabro, pero ¡qué cojones tienes!...jajajajaja

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  4. Amigo Bruno: como diría Ernesto Sabato, ¡flagelante!

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  5. Comentaba con un amigo que se reconocen muy bien a algunos personajes del artículo. Ya puestos, sería más interesante dar nombre y apellidos e iniciar una guerra total seguro que muy entretenida.

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  6. Pues yo no creo que sean cojones. Todo el mundo ve lo que ven los demás, y todos encajaremos en alguno de los apartados que nombras, incluso tú. Pero, personalmente, la poca nobleza que todavía me queda me impide colocarme tan por encima de algo que uso voluntariamente. Se te han olvidado los teóricos o los analistas del blog, que no sé qué destilan, los que van de independientes pero siguen buscando la sombra del ciprés, y tienen mucho más en cuenta el nombre que el contenido, aunque luego se permitan morirse de autenticidad y de cojones.
    Yo no reconozco a los personajes del artículo, se ve que no estoy en el ajo.
    La red sigue siendo un sitio más libre que otros para hacer lo que quieras, incluso insultar a diestro y siniestro al amparo de los sobreentendidos. Si uno no quiere que la literatura sea un asunto de corral, lo mejor que puede hacer es no animalizarse. Supongo.

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  7. Que te pasó, olga b., te viste representada? Pobrecita... Otra loca a la que perdió la vanidad.

    Salud.

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  8. No sé si a Olga le pierde la vanidad, pero a ti, Anónimo, y a todos los que se esconden como tú, les pierde una cobardía pueril y una ausencia absoluta de moral.

    No estoy de acuerdo con Olga, pero me encanta que sea libre de criticarme, que tenga el valor de decir lo que piensa y de firmar con su nombre. Es lo menos que se le pide a un escritor.

    Un abrazo a todos

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  9. Gracias, Bruno. A mí me pierden ya pocas cosas, la verdad (lo cual es una pena;-)
    Por eso me encuentro bastante bien andando por aquí, disfrutando de las lecturas muy a menudo y discrepando de lo que no me parece bien con la misma sinceridad. Y con mi nombre por delante.
    Si no me ha gustado el texto, no es porque no piense cosas parecidas (cualquiera las ve, por otra parte) sino porque me parece una cuestión de nobleza hacer y dejar hacer y demostrar lo que piensas haciendo, no diciendo. Creo que hacen falta más cojones para eso que para una crítica ácida y anónima (pero que puede atacar personalizando, por supuesto, anónimo) estilo que ya tiene más especialistas de los necesarios. Hasta blogs enteros hay pontificando. No me mola. Es una cuestión de actitud, no de opinión.
    En cualquier caso, da igual, nada tiene demasiada importancia, son cuestiones periféricas.
    Un abrazo.

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  10. A mi me parece santurrón eso de austarse ante las críticas, los ataques etc. Si no te gusta un escritor, o su actuación pública, se le puede criticar, ¿por qué no?. ¿A qué viene escandalizarse cuando hay ataques en toda regla?. Mientras no sea a palos...

    Los puros no hablan mal de nadie. ¿Pero eso para qué sirve? ¿Para ganar en santidad?

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  11. Pero cuánta confusión, anónimo. Yo no me escandalizo, no tengo ganas. Pero ya decía mi abuela que los dineros y los cojones son para las ocasiones, no para criticar (o directamente insultar) a diestro y siniestro y, en tu caso, anónimamente. De todas formas, lo que no tiene sentido no lo adquiere por ponerle un nombre delante.
    Simplemente, yo no siento que puedo luchar contra todo, sólo puedo preocuparme de lo que hago.
    Afortunadamente, yo sé por qué estoy aquí: me gusta leer y escribir. ¿Qué todo está lleno de mierda? Pues no colaboremos a llenarlo más. La mitad de las críticas que leo me parecen tan sucias como lo que critican, y suelen estar echas por gente que peca de lo mismo. Quizá por eso me ha "molestado" ver este texto aquí, porque es uno de "mis" sitios. A mí es que me gusta admirar, soy así de simplona.
    Nada más. Te dejo la santidad a ti, justiciero anónimo.

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  12. Oye Olga, el anómimo de 3 de agosto 21:48, no soy yo. No insulto a nadie.

    También me parece santurrón escandalizarse sobre los anónimos, anónimos o Nicks. Unos lo hacen desde un Nick, otros desde una cátedra, otros desde un partido político, otros como escritores de renombre. Todo el mundo tiene su careta, sus parepetos, sus púlpitos.

    Dentro de lo que cabe, un ánimo o nick un poco crítico, es el más inocente entre todos estos casos.

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  13. En eso tienes razón.
    Pero uno de los inconvenientes de los anónimos es que no puedes distinguir, y eso es importante en un diálogo. Siento haberte confundido, de todas formas.
    En cualquier caso, yo ni sé por qué me metí en una guerra que desde el principio no era la mía. Cosas que nos dan;-)
    He tenido este error mío en mente estos días, y he leído algo de Roberto Bolaño que tal vez define mejor que yo lo que pienso de todo esto, de las guerras y los blogs literarios y esas cosas. Y con esto dejo de confundirme y de abusar de la paciencia de Bruno que, en cualquier caso, puede hacer lo que quiera en su blog como todos los demás.

    “La literatura se parece mucho a la pelea de los samurais, pero un samurai no pelea contra otro samurai: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”.

    Saludos.

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  14. Lo curioso es que yo he leído a Bolaño metiéndole una caña impresionante a otros autores sudamericanos, Vargas Llosa, Isabel Allende etc.. "La literatura sudamericana es tener abierta casa en la costa este y en la costa oeste de Estados Unidos"...algo así decía..

    Esa cita tuya es muy romántica, pero la realidad es que la literatura también consiste en pegarse codazos los unos a los otros, y no es malo reconocerlo así. Ese amor universal por la literatura, y luego vemos a todos esos clanes literarios haciéndose la guerra, a veces de manera despiadada, a veces silenciosa. Más vale reconocer cómo son las cosas, que la fachada hipócritada. Confiesa: "Yo me acuso de haber odiado y envidiado, de haber acuchillado, de haberme vengado de otros escritores."

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  15. Es que no lo he hecho, no estoy en el mundillo literario (y no echo de menos nada, no te creas), sólo estoy en mi blog. Yo es que no tengo importancia, pero según voy conociendo, me están entrando cada vez más ganas de mandar a alguna gente un poco a la mierda. Igual me voy animando, quién sabe.

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  16. Hola. Son la 1:22 de la madrugada, hace un rato que llegué de la calle. Acabo de entrar en este espacio y... sorpresa: me acabo de encontrar con otra delicada disputa de índole crítica.

    Sé que nadie me la ha pedido, pero me apetece dar mi opinión. Así que ahí va: no creo que la literatura sea tan importante como para meterse semejantes codazos. Muy muy mal lo tiene que hacer alguien para merecer el tipo de críticas que se ven por ahí. Lo que me parece más gracioso del caso (perdona, Bruno, me he tomado dos de más) es que haya quien se esmere tanto en criticar lo de otros para que lo suyo parezca mejor, más brillante... qué sé yo. A mí todo esto ya me parece un juego salido de madre, la diversión de unos niños que solo pretenden llamar la atención. Y por atención quiero decir fama o lo que se tercie. No digo que el que suscribe no acabe tarde o temprano metido en envolados semejantes (que con esto de escupir al cielo, ya se sabe) pero, sinceramente: ¿es tanto el mal que ocasionan esos "malos" escritores, los que cometen faltas de estilo, los que se alejan de los cánones, los que, en definitiva, creen por sí mismos que lo que hacen lo hacen porque ese es el único modo que conocen de hacerlo?

    Al carajo. Es tarde y hoy estoy cansado de los blogs, de la literatura y del mundo en general. Buenas noches a todos, estéis donde estés.

    Pd. Y por cierto, anónimo 2, puede que no críticar nos convierta en santurrones y que con eso no ganemos nada. Pero, y lo digo en base a lo que acabo de explicar, ¿se puede saber que es todo eso que ganamos criticando a los demás de un modo despiadado?

    Hala. Id con dios, que yo hoy me voy más lejos...

    D.

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  17. No digo que haya que criticar obligatoriamente, y menos depiadadamente siempre; digo que por qué no hacerlo cuando haga falta. Cualquiera diría que no habéis leído el Julio César de Shakespeare.

    ¿Es que todo lo que ves a tu alrededor te parece bien? ¿Es que prefieres cayártelo todo por no molestar?

    ¿De donde diablos salió que lo virtuoso es quedarse calladito ante todo? Supongo que hay algunos, o muchos, interesados en que la gente nunca rechiste.

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  18. Más bien: "callártelo"

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  19. Me parece poco digno llevar el tema hacia puntos que no eran los de la entrada. Claro que uno puede criticar, yo lo estoy haciendo y Bruno me lo está permitiendo con una elegancia que me gusta bastante más que la entrada. Que yo sepa, lo único que digo es que criticar a diestro y siniestro, amparándose en sobreentendidos y no en nombres (algunos de vosotros ni siquiera en el vuestro) no es ser más sincero, ni más valiente ni más justo. Ni siquiera mejor escritor. Además, todos está lleno de medias verdades: ¿cuándo es "necesario" y cuando no? Creo que después de la palabra literatura, la más prostituida es la palabra sinceridad. Todos sabemos que gran parte de las críticas son el mismo amiguismo mostrando una cara más amarga. No encuentro ninguna grandeza ni ninguna lucidez en meter a todo el mundo en el mismo caldo oscuro, ni nos quita responsabilidad el incluirnos, no es tan sencillo. ¿Y criticar nos pone directamente del otro lado? Tal vez sólo permite destilar frustración y, en el fondo, victimismo. De todas formas, supongo que todo el mundo tiene derecho a explotar de vez en cuando ante lo que ve. Reconozco que yo me lo pienso hasta que dejo de pensármelo, y que no me parece tema difícil paran una entrada. Igual abro etiqueta y os tengo que acabar dando las gracias. Aunque lo dudo, porque esas tentaciones se me pasan pronto, me gusta tener la cabeza lo más limpia posible y, aunque os parezca ridículo, no hacer daño si no es imprescindible.
    En fin, que no entro más, en serio, hasta mi terquedad tiene un límite, lo juro;-)
    Saludos.

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