Decálogo de un aprendiz para escritores consagrados







1. Que no te quede ninguna duda: eres un genio. No atiendas a esos rencorosos que te tratan como te mereces.

2. No corrijas tus primeras mil páginas: no vale la pena. Si no encuentras mejoría en el segundo millar de páginas haz como todos: disimula y déjate sepultar por los premios.

3. Todas las drogas ayudan, pero no necesariamente a escribir.

4. No dejes que los elogios te distraigan. Escribe esa trilogía sobre la pobreza que tienes en la mollera, y escríbela a pesar de las terribles condiciones de vida a las que te ha llevado el éxito. 

5. Existe preferencia por el pijama a la hora de ponerse a escribir obras maestras.

6. Toda retórica es necesaria, excepto cuando es solo retórica. ¿Quién lo decide? El editor primero: todo libro es innecesario hasta que encuentra un editor. El lector después y siempre: toda lectura íntima es una ejecución pública.

7. No sigas los buenos consejos, aunque sean malintencionados. 

8. No leas (no hagas como esa gentuza): podrías descubrir que tu indiscutible originalidad es la última de una larga lista de repeticiones. 

9. La paradoja y la verdad se parecen, pero la primera es más necesaria y menos inestable. Esta frase es un buen ejemplo de las torpezas de la segunda.

10. Escucha al desplazado, al dudoso y al equivocado: tienen mucho que enseñarte. Escucha a quien te odia: es un sabio. Escucha a quien no te da la razón: debería ser tu maestro. Escucha esa voz que habla en tu cabeza cuando callas, esa voz que te propone una idea brillante, y recuerda que es una gran mentirosa. 




El aprendiz junto a una escritora consagrada



2 comentarios:

  1. jejeje muy bueno, genial y malvado como me gustan a mí. Sólo podía ser tuyo, aunque me recordaste a Bierce
    Te sigo aunque no deje comment.

    Saludos

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  2. La principal es ponerse a escribir ya.
    Escribirlo bien, si no entiende que es ésto, ni lo intente.

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