Conocerse a uno mismo es como investigar un
asesinato cuyo culpable somos nosotros.
Quien escribe un bestiario y quien se enamora
confían en un mismo prodigio: la existencia de seres fabulosos.
Nada
tan apetecible como esas trampas en las que deseamos caer una y otra vez.
Revuelve en el pasado en busca de unas palabras que
den coherencia a su vida, y no las encuentra. Teme que su mentira se deshaga. Teme
que los demás descubran que es un farsante. Pronto viene en su ayuda una vieja
costumbre: el pasado también se puede inventar.
Los refugios del
padre se parecen demasiado a las celdas del hijo.
Esos zapatos en mitad de la calle, violentos y
solos, como esperando al juez.
Desconocía por completo a su novio, es decir, tenía
todo lo necesario para estar siempre junto a él.
Ningún Estado puede arrebatarte el derecho a que se
rían de ti.
Exprímite, se dice a sí mismo en un poema Salvatore Toma. No dejes nada dentro, añado. Y luego llama al silencio y vuelve. Así es como hace la rama, como enseña la hormiga.
Buen post, Brumo.
ResponderEliminar¡Es usted un maestro!
ResponderEliminarGracias a los dos por la generosidad.
ResponderEliminarMe parecen buenísimos, no es una novedad que te lo diga... Especialmente me gusta el primero. Estoy en la investigación, quiero saber la causa de las heridas y las puñaladas que me he dado. !Qué brutalidad!
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