Imagen: Ceslovas Cesnakevicius
Hay quien tiene clarísimo para qué escribe, quien no ha dudado nunca de su prosa, quien no se ha planteado jamás dejar este oficio, quien nunca temió que todo cuanto escribía no era más que una forma de incendiar el tiempo.
Si conoces alguien así, no lo dudes: estarás ante un perfecto alcornoque. Ese árbol robusto, de madera invulnerable, de flores casi invisibles, que no rectifica jamás.
Un escritor siempre duda, porque escribir es elegir entre varios errores posibles. El talento consiste en saber escoger la opción más digna de ser leída.
Los escritores no hemos sabido responder a esa pregunta esencial. Y eso me alegra, porque el día que demos una respuesta irrebatible este oficio no tendrá ya ningún aliciente y será pasto de matemáticos de la palabra.
Hemos dado muchas respuestas, la mayoría evasivas, confusas o delirantes. Yo me voy a limitar aquí a revisar las más sugerentes de las que tengo noticia.
Julio Ramón Ribeyro se justificaba diciendo que escribía porque le liberaba de cierto sentimiento de culpabilidad inexplicable. No es inhábil esa idea: escribir para adecentar nuestra mala conciencia, para extraerse la piedra de sentirse un inútil, para no claudicar del todo ante la medianía.
Orwell sintió desde los cinco años que estaba condenado a ser escritor. Con el tiempo elaboró cuatro leyes que justificaran su vocación. Las resumo:
1ª) Un egoísmo patológico. Deseo de que hablen de ti, vanidad crónica y respetabilidad. Orwell asegura que es un deseo compartido con todo científico, artista, político, héroe militar, abogado de éxito, periodista o empresario triunfante.
2ª) La motivación estética. El deseo de transmitir una emoción o una idea por medio de palabras.
3ª) El deseo de establecer la verdad de una época y que esa visión pueda permanecer en el tiempo. Él lo llama el “impulso histórico”.
4ª) Las intenciones políticas. Orwell asegura que “la opinión de que el arte no debe tener nada que ver con la política ya es en sí misma una actitud política”.
Josep Pla hubiera añadido una quinta ley: “Y para ganarse unos duros.” Que viene a ser la misma respuesta que dio Faulkner.
José Donoso prefirió confesar que no lo sabía, pero le atacó el ingenio y dijo: “Escribo para saber por qué escribo.”
Los escritores que se que consideran incapaces para otra actividad, menguados para cualquier otro oficio, limitados para toda labor, son legión y no me alcanza un día para citarlos a todos. Baste con decir que Samuel Beckett o Jorge Luis Borges también confesaron su pertenencia.
Piglia se puso serio y pensó: “Porque la poesía es la forma íntima de la utopía.” No me dirán que la respuesta de Piglia no tiene carácter. Lo que yo no tengo tan claro es si escribo para elevar una utopía o para curarme de esa misma utopía, que viene ya en ruinas desde antiguo. Quizá tú lo sepas.
Yo voy a probar el sabor acerbo de equivocarme respondiendo.
Escribo para que cuando llegue el último día, si aún me queda una gota de cordura, pueda mentirme con descaro y creer que hice algo, que no tiré la vida sin probarla, que exprimí esta fruta podrida hasta los huesos, que aproveché mi segundo de luz, mi parpadeo entre las dos noches eternas.
"...no era más que una forma de incendiar el tiempo"
ResponderEliminarLeer esta entrada me ha producido una sensación que se parece a la tristeza. Cómo pensar en escribir cuando no puedes ni estar segura de que una palabra concuerde con una emoción. Pero yo creo que, al escribir, intento sacarle algún brillo al tiempo (esa escurridiza materia de la que está hecha la vida)aunque sea quemándolo. El brillo de la hoguera.
Un saludo.
Magnífico.
ResponderEliminarAlguien me dijo algún día: "Escribo porque no sé". Supongo que la continuación lógica de ese aserto es: "para saber".
Saludos.
Gracias por la visita, Olga, y por tus palabras.
ResponderEliminarEres muy generoso, Sergio. Creo que todos estamos en eso, escribiendo para saber algo, tanteando entre la niebla.
Abrazos bajo una lluvia africana.
Precisamente yo cuando empecé mi novela me hice el blog making off para registar mi proceso de dudas y decisiones y que reflejara todo el proceso para mí y para los demás:
ResponderEliminarwww.inspectorpool.es
Hace poco hablaba de esto en mi blog: http://www.escrituraprofesional.com/blog/ser-social-y-el-tiempo/
en el que os invito a comentar
Lo de autopublicitarse está bien, María Ripoll Cera, pero hay que ser un poco más sutil, ¿no crees?
ResponderEliminarHola, estaba buscando "elogio de la incertidumbre" y la busqueda me llevo a este blog, no es lo que estaba buscando, pero me vino bien... yo escribo para mi, por pura pereza de morirme de tristeza. Cuando llegue la Parca ni siquiera podre mentirme... Bruno, quedo muy inquieta por leerte, no te conozco aun, pero ya sacare tiempo. Saludos.
ResponderEliminarElena
Mirá vos, yo también recalé en este blog buscando un elogio de la incertidumbre, no había, pero qué alegría saber que hay por el mundo otro buscándolo.
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