Aquello que la fuerza de los milenios podía hacer sobre ellas, ya lo ha hecho; aquello que debía derrumbarse se ha derrumbado; pero lo que queda en pie es más resistente que los montes y las rocas. Todo lo precario de la arquitectura humana ha caído; sólo ha permanecido en pie la quietud elemental de las estructuras terrestres, una suerte de tectónica fundamental que hace de estas ruinas una precipitación geológica de la Historia: una acumulación de montañas donde siglos, imperios, pontificados y dinastías yacen amasados en una estratificación compacta: un cemento de huesos y de lluvia entremezclado con añicos de tiaras, con pedazos de púrpura, con coronas aplastadas.
Bien visto, estas ruinas rojas no son otra cosa que bancos de coral en el fondo del celeste mar de la atmósfera, bajo las ondas espumeantes de las nubes.
Fragmento de Canto fermo de Giorgio Vigolo.
Traducción de B.M.
Bellísima la traducción de Vigolo (qué gran poeta tan desconocido en España). Enhorabuena y gracias por la pasión literaria.
ResponderEliminarBravo.
ResponderEliminarCelebro la selección del fragmento y la omisión di Caligola e di Caracalla.
No hay literatura sin saber qué y cuándo callar.
Voy a preferir la traducción al original.