Rodrigo Olay


       
La literatura necesita algo más que ingenio para serlo, como necesita la retórica alguna sustancia para no quedarse en una pirueta verbal. Leyendo este Cerrar los ojos para verte, más allá del ingenio y de las volteretas, se distingue bien el talento de su autor: acelerar el pensamiento con el motor de las paradojas, afilar las metáforas y esconder el adjetivo (que debe morder sin ser visto), jugar a ser el otro, doblarle el cuello a la cita, reírse del dolor mientras el dolor nos sonríe. 

Ese talento ingenioso de Olay está lleno de peligros, de rizos retóricos que no consiguen elevarse, de bromas que no siempre lo son. Son caídas naturales: no hay gran escritor que no se haya partido la cabeza en ese aceite. 

En esta fiesta que nos propone Olay no hay que detenerse en las glosas ni en los juegos, tampoco en el libresco decorado, solo hay que bailar. Escuchar la música, desentumecer los huesos y aceptar el ritmo del verso: pronto verás que el poema busca ser memorable y que a veces lo consigue.



Cerrar los ojos para verte, Rodrigo Olay (2011, Editorial Universos)

1 comentario:

  1. Lástima el título: tópico y gastado, pero me animaré a leerlo. Varios artículos hablan muy bien de este libro y del talento de su joven autor.

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